jueves, 26 de mayo de 2011

FRASES IMBÉCILES

 No pequeñuelos, hoy no voy a recoger ni inventarme frases políticamente incorrectas ni tan divertidas. El objeto del artículo de hoy va a ser analizar con un poco de frialdad las frases que antaño se decían de padres a hijos, de abuelas a nietas, porque todas hemos sido unas niñas jóvenes, no tanto como ahora, niñas viejas.
Pues sí, todos conocemos refranes o chascarrillos que, en determinados momentos, algún que otro soplapollas nos cuenta cuando se creen que son mejores que nosotros, o bien los contamos nosotros a los demás, creyendo que así servimos de algo y ellos aprenden. Esos refranes provienen de la España más bonita, más entrañable: la España de antes.
Pero veamos, veamos, pequeñines míos, que seguro que no os habíais dado cuenta de las chorradas que decíamos sin venir a qué.

-“...ni qué niño muerto”. Mi favorita. Cuando nos dicen algo que no nos gusta y repetimos lo mismo más la muletilla del niño muerto. ¡Pero qué burrada! ¿Qué tiene que ver un niño muerto con cualquier cosa de que estemos hablando? Que yo sepa, no hay nadie que tenga conversaciones sobre niños muertos, así que no le encuentro sentido a decirlo tan a menudo. “Venga, no pasa nada, si nadie se ofende...” ¡Hijos de puta, pues yo sí!

-“Cada mochuelo a su olivo” y “cada oveja con su pareja”. Si como sentido, lo tiene. Además, es fácil de entender y a cualquiera le puede entrar el chascarrillo y acordarse para siempre. Pero digo yo... ¿no había metáforas un poco menos absurdas? ¿Mochuelos? Ése aún tiene un pase, pero ¿y las ovejas con sus parejas? ¿Es que estamos defendiendo la monogamia entre ovinos? ¿Es que un mochuelo no puede habitar en un pisito de 30 metros como los seres humanos, que tiene que vivir forzosamente en un olivo? ¿A quién quieren engañar?

-“No hay mal que por bien no venga”. Y eso, ¿quién lo dice? Siempre nos están engañando con este tipo de refranes, mientras los demás se aprovechan de nosotros. Claro, qué bonito, aguantemos, hermanas, que luego todo se hace por bien. ¡Y una mierda! ¡No os dejéis engañar! El mal viene porque los demás nos tocan las narices, pero no porque luego tenga que acompañarse de un bien. ¡Fuera! ¡Hipócritas!

-“El que escucha su mal oye”. Y su bien, amigas, y su bien.

-“El saber no ocupa lugar”. ¡Y un carajo! Yo, cada día que pasa, noto que me entran menos conocimientos, y los pocos que me entran se me borran antes. ¿Quién dijo que no ocupaban lugar? Algún memo que se aburría y se dedicó a hacer refranes. ¡Muerte!

-“No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista”. Claro, evidentemente, es la grandeza de que los seres humanos morimos en apenas 90, estemos sanos o podridos como miserables zombies. Si no me dicen un refrán con un poco más de sentido...

-“La suerte de la fea la guapa la desea”. Ah, ¿sí? ¡Mientes! ¿Desde cuándo eso es cierto? El mundo está lleno de guapas que tienen una suerte que no se lo creen ni ellas. Desde las modelos que sólo trabajan hasta que encuentran a un empresario rico o las cantantes que sólo duran mientras su cara recuerda a la de una modelo que se acostó con un empresario rico. Niñas, no es cuestión de suerte, es cuestión de que lo que importa son dos cosas: el tamaño de la teta izquierda y el tamaño de la teta derecha.

-“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Ahí estoy de acuerdo. Salvo en los polvos, el dinero, la vida, el cubata, ¡y un largo etcétera! Anda ya, que os den.

Y hasta aquí hemos llegado, que me pongo negra de tanta tontería. Bueno, pues eso. Adiós. Nos vemos. Que vaya bien. Id por la sombra. No habléis con extraños. Mirad dos veces antes de cruzar la calle. No aceptéis caramelos de los viejos del parque.

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